El Gobierno español ha aprobado una nueva Ley de Bienestar animal [1].Es “”más estricta” que las anteriores con respecto al bienestar y los permisos de ciertos animales, dotándolos de algunas garantías que les faltaban, aunque sigue haciendo entre poco y nada contra la tauromaquia. También se establece a los animales como sujetos de derecho de la ley, en lugar de como objetos, entre otras cosas. Sin embargo, la comunidad cientifica del país está siendo bastante crítica contra la ley. ¿Por qué?

Empecemos con un concepto que cobra más importancia cada año: las especies invasoras. Las especies invasoras están definidas como "animales, plantas y otros organismos introducidos en lugares fuera de su rango natural de distribución, que tienen impactos negativos sobre la biodiversidad local, los servicios ecosistémicos, o el bienestar humano" [2]. Están consideradas una de las cinco principales amenazas a la biodiversidad, con importancia parecida al cambio climático, la alteración de hábitats, la contaminación, o la sobreexplotación de recursos. Los cinco jinetes de la Biodiversidad [3]. Y las invasoras son especialmente duras de tratar.

Una de las especies invasoras más extendidas en el planeta es bastante familiar para todos: el gato.

Gatos, esas pequeñas y adorables bolitas de pelo son en realidad depredadores expertos. Claro, no lo aparentan, pero los gatos domésticos sueltos, fuera de sus casas, son una de las mayores amenazas para la fauna local.

Puede parecer exagerado, pero acerquémonos a un ejemplo en las islas Canarias. Cada una de las islas del archipiélago tiene una especie distinta de reptil, los lagartos Gallotia. Estas especies son endémicas, existen solamente en su respectiva isla. Y las poblaciones de lagartos están en grave peligro, siendo sus principales depredadores gatos domésticos y alguna serpiente exótica, también introducida [4].

Fig. 1: GAlliota en las rocas de Tenerife (2005). Foto por Petermann en Wikimedia Commons.

Los gatos son simplemente un ejemplo de invasora, uno de los más visuales y quizás, más próximo a nosotros. Pero hay muchísimos ejemplos más, y no solo de animales. Las plantas, como el Ailanthus, o la Robinia, por ejemplo, son árboles alóctonos que pueden servir de refugio para insectos invasores, y desplazan a la flora y fauna locales, también [5].

Un par de reflexiones respecto a las invasoras y como tratamos con ellas. En primer lugar, dejar claro que lidiar con ellas es una de las tareas más arduas en materia de conservación de la biodiversidad. Una vez se establecen en algún sitio nuevo, son muy difíciles de retirar, y desplazan a la flora y/o fauna autóctonas. También pueden alterar el ecosistema de manera significativa. Así que es de especial importancia tener buenos sistemas de vigilancia, como ya hacen algunos programas LIFE [6], y concienciar a la población. En este último aspecto, y volviendo a la situación de los gatos – incluso si no es una idea original, se está haciendo ya –, los propietarios de gatos (y otras especies exóticas) deberían recibir información sobre las amenazas y peligros que sus pequeñas y no tan pequeñas mascotas suponen para su alrededor. Es importante dejar claro que no hay que permitir a los gatos salir fuera de casa (no, no les hace daño y llevamos siglos de cuidadosa selección artificial para hacerlos mascotas domésticas).

Y en segundo lugar, dejar claramente reflejada la importancia de ecólogos, biológos, y científicos en general en este tipo de materias. Un conocido divulgador cientifico en España dijo una vez sobre la ecología que era “[…] esa ciencia que seguramente allá para el año 2000 será como una especie de decálogo, formará la base de una filosofía a la cual el hombre, como todos los animales vivientes, tendrá que atenerse" [7]. ”.Por desgracia, Rodríguez de la Fuente no era un gran adivino, pero es no hace la frase menos cierta. Es cada vez más obvio que hemos ignorado la ecología y las leyes naturales durante demasiado tiempo. Necesitamos considerarlas y empezar a escuchar a los ecólogos sería un gran primer paso. Esperemos que el gobierno español, primero, y el resto después, comiencen a hacer caso a la Ecología.