“En 2030, tres continentes – África, Europa y América del Sur – y seis países – Argentina, Marruecos, Paraguay, Portugal, España, y Uruguay – recibirán y unirán al mundo mientras celebramos juntos un precioso evento, el centenario del Mundial” [1].

Con estas palabras anunciaba la FIFA como será la organización del Mundial de fútbol que está previsto celebrar en el año 2030. 6 países, 3 continentes distintos, afirman. Por otro lado, también afirman que será “el primer mundial con emisiones 0 de carbono”. No parecen ser compatibles. ¿Se han preguntado alguna vez lo que supone un evento de estas características? Vamos a pensar brevemente en ello.

Celebrar un mundial en un sólo país ya supone varias cosas. Primero, la más obvia, se necesita mínimo un estadio. Hay países que ya tienen estadios con las características requeridas, pero otros tienen que construirlos. Sin tocar todavía el tema de consumo hídrico, por ejemplo, pensando solamente en el traslado de materiales y el proceso de construcción, ¿libre de emisiones?

Dejemos de lado el estadio, contemos con lo que es un mundial. Hay selecciones jugando de unos cuantos los países, por lo tanto, se desplazarán aviones (privados, claro) para cada equipo. Esto son 48 selecciones nacionales que jugarán varios partidos cada una [2]. De nuevo, ¿libre de emisiones?

Y por último, lo más importante del fútbol, al fin y al cabo: los aficionados. No se van a quedar en su casa, irán a animar a su equipo [3]. Esta vez seguramente sean aviones comerciales, pero la pregunta es la misma, ¿libre de emisiones?

Ya hubo ciertos temas peliagudos en cuestiones humanitarias en el último mundial que no vamos a mencionar, se han tratado de sobra. Nos estamos centrando en lo puramente ambiental. Es obvio que sería tremendamente difícil hacer de un evento de esta envergadura “0 emisiones”, pero incluso sin vuelos ni desplazamientos, ¿recordamos el impacto hídrico? El agua necesaria para regar el césped, mismamente. Puede llegar a suponer cantidades de unos 20000 L al día [4]. Por cada estadio. ¿Ahora hay que multiplicarlo por seis?

Una vez más, la crítica no es al evento, ni al fútbol en concreto. Es a un sistema, que pretende que cada vez los eventos sean más grandes, más masificados … En definitiva, más rentables.

Porque pensar en preparar un mundial de fútbol en un solo país ya se queda pequeño. Pero ¿sería realmente tan malo? El fútbol comenzó siendo parte de la cultura popular, y sirve como parte de la transmisión de valores, que en la actualidad no son precisamente los más sostenibles o respetuosos – con el medio ambiente, en este caso –, pero podrían llegar a serlo. El impacto que podría tener la selección nacional de un país cogiendo un avión comercial, o un autobús o tren en lugar del avión (en la medida de lo posible), sería muy positiva. No sólo por la imagen en sí y como los aficionados podrían tomar ejemplo, que estaría bien, si no porque para la existencia de dicha foto, se habrían tomado una serie de medidas importantes, como la mejora de infraestructuras ferroviarias y de los servicios de transporte públicos. 

En definitiva, hace falta darle una vuelta, como a tantas otras cosas, a los modelos de ocio también, si queremos que sean compatibles con un planeta y una naturaleza en buen estado. Sabemos que es posible repensar este tipo de eventos masivos, como partidos de fútbol o conciertos de música.

La banda Coldplay se tomó un descanso de 6 años en el que se dedicó a repensar el diseño de sus conciertos y su tour, para hacerlos lo más sostenibles posible. Tras su última gira, consiguieron reducir hasta un 50% las emisiones que suponen sus tours [5]. Según sus propias palabras, creen que se puede hacer más.

Seguramente un parón de seis años no sea muy realista en el mundo del fútbol, pero lo de empezar a pensar y a replantear cómo se hacen las cosas parece más alcanzable. Urge que el objetivo deje de ser el montar el evento más grande e impactante posible, porque, aunque las organizaciones piensen que el impacto – en el público – es lo más importante, se les olvidan los demás: ambientales o sociales.